Respeto, y arte.

Escribo este breve texto después de haberme tropezado con una de las muchas entradas (aquí otra, por ejemplo), que he estado leyendo estos días. Además de haber leido el testimonio de esta chica, he hecho lo mismo con muchos de los comentarios y me da la risa leer a quienes critican lo escrito... ¿poco respeto/tolerancia con la iglesia o los católicos/creyentes?, ¿manipulación?...



He tenido que leer, ver y escuchar testimonios y comentarios que por poco no han conseguido que mi mandíbula pase a mejor vida, más allá del ombligo. Cosas tales como que aquellas mujeres que han abortado casi que no se pueden quejar si son forzadas sexualmente, que de la crisis poco menos que se sale rezando (¿en serio?), que no es "justo" ni "se puede jugar a ser una divinidad" en cuanto a tener una muerte digna (quizás todos aquellos que piensan así es porque no han visto a ningún ser querido sufrir de tal modo), que aquellos que aman a alguien de su mismo sexo están enfermos y deben hacer terapias para "curarse" (...). Esto, como muchas otras cuestiones, han sido muy comentadas desde hace tiempo, no es nada nuevo, lo sé, pero supongo que por más que lo escuche me sigue pareciendo igual de surrealista. Luego se habla sobre la libertad, el respeto a los demás, la justicia,... ¿quién limita la libertad de quién? A mi me puede parecer bien algo que a tí no, obviamente somos muchos para coincidir todos en todo (creo que sería lo más extraño que podría ocurrir), pero el problema empieza cuando tú me llamas enfermo, cuando me niegas sentir y pensar de cierta forma, cuando predicas algo que debe ser "la verdad" para todos.

El otro día viendo la televisión (cosa que cada vez hago menos) salió en un telediario un reportaje sobre los pasos reunidos en Madrid procedentes desde distintos puntos de España, para mostrarlos en procesión y tal... pues bien, una señora que estaba siendo entrevistada dijo que con fe o sin fe si alguien no se emocionaba al verlos es que estaba muerto (...).

Yo me emociono al mirar a mi gata, creo que cualquiera que la mire y no se eche a llorar de lo preciosa que es (con sus bigotitos, sus patitas tan pequeñitas y esa naricilla ) no tiene sentimientos; me ha acompañado en tantos momentos (buenos y malos) que es un familiar, una amiga más, y nunca me ha pedido nada a cambio además de mi cariño y compañía (me ha dado muchísimo más que yo a ella, eso seguro). Lloro cada vez que termino de ordenar mi cuarto, repleto de figuritas, libros, peluches y tiestos por doquier, no puedo evitar emocionarme profundamente al ver tan espectacular resultado después del trabajo bien hecho. También he sentido una emoción inmensa al recordar momentos vividos junto a la gente a la que quiero, que para mi fueron "puro arte", y creo que por mucho tiempo que siga pasando me seguirán despertando el mismo sentimiento. Lloré cuando escuché la primera nota de mi grupo favorito, aquél que me ha acompañado desde que puedo recordar en mis vivencias, imponente en un escenario a unos metros de mí, compartiendo el mismo espacio y tantísimas emociones a través de sus canciones. Me emocioné por los logros ajenos y propios, por un reencuentro muy esperado, por un recuerdo feliz pero doloroso, por una despedida, por un detalle a priori minúsculo que sin embargo, me pareció enorme.

Desde ese día, en el que ví ésto que he comentado antes en la televisión, mi casa fue puesta en cuarentena, creo que somos la familia infectada pionera en España (así que mucho ojo, que muerdo).

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